Antoine de Saint-Exupéry. El Principito.
Érase una vez una niña normal, que iba a un colegio normal y que vivía en un pueblo normal. Le gustaba leer cuentos, jugar con otros niños, comer "chuches" y ver los dibujos animados (casi todos). Era una niña corriente, una niña como millones de niños más.
Pero un día todo cambió. La vida de esta niña cambió para siempre cuando recibió uno de los mejores regalos que se pueden recibir nunca.
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en el mundo
junto al volcán la flor.
Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas.
Hace hoy 28 años esa niña conoció a alguien muy especial. Una persona con la que jugar, con la que compartir cuentos, con la que ver los dibujos y con la que enfadarse y hacer las paces al momento. Una persona que hoy le acompaña en los buenos momentos, pero también en los malos. Una persona que es su mejor amiga, y uno de los principales pilares de su vida.
Ese 28 de abril de hace 28 años, esa niña corriente tuvo una hermana. Y no una hermana cualquiera. ¡Es la mejor hermana del mundo! ¡La mejor hermana que una niña puede desear!
Por eso, esa niña siempre estará muy agradecida. Por eso, esa niña de treinta y tantos hoy quiere decir muy alto ¡Feliz cumpleaños Rosa!
En el alma llevaba un pensamiento,
una duda, un pesar,
tan grandes como el ancho firmamento
tan hondos como el mar.
De su alma en lo más árido y profundo,
fresca brotó de súbito una Rosa,
como brota una fuente en el desierto,
o un lirio entre las grietas de una roca.
una duda, un pesar,
tan grandes como el ancho firmamento
tan hondos como el mar.
De su alma en lo más árido y profundo,
fresca brotó de súbito una Rosa,
como brota una fuente en el desierto,
o un lirio entre las grietas de una roca.
Rosalía de Castro. En el alma llevaba un pensamiento.