Carretera y mapa

Después de haber renovado el lunes el contrato (afortunadamente) ahora ya puedo escribir esta entrada; no antes, porque estaba demasiado reciente y la sobrecarga de adrenalina seguía circulando por mi cuerpo, pero tampoco mucho después, porque no quiero olvidar de dónde vengo.

El fin de semana pasado me dió por recordar mis inicios en la enfermería en Atención Primaria. Cuántos kilómetros, cuántos Centros de Salud diferentes, cuántas historias, cuántos pueblos o ciudades, y lo mejor, cuánta gente distinta. Lo peor, sin duda, ¡sorpresa! el sonido del teléfono a las 8 de la mañana para "salir pitando" a trabajar.

He de reconocer que era un poco (bueno, bastante) caótico. Vivía el día a día casi sin saber dónde iba a ir a parar al día siguiente. Siempre pendiente del teléfono y nunca haciendo planes. Y el coche, mi compañero fiel allá donde fuéramos. Y los mapas (que todavía hoy no acabo de interpretar en condiciones, ni creo que lo consiga), pero gracias a ellos llegaba a sitios de los que ni siquiera había oído hablar.

Y para muestra, un botón. Castellano-manchega por Castilla La Mancha (provincia de Ciudad Real concretamente):

La semana que conocía dónde trabajaba todos los días, me podía sentir afortunada. Una semana más (o menos, según se mire), y lo mejor de todo, poder despegarte del dichoso teléfono.

Y no hablemos ya de los contratos de verano. Tres meses seguidos en el mismo sitio, aunque sustituyendo a distintos compañeros, y viendo a distintos pacientes, me parecían un lujo. Tres meses sabiendo hacia dónde dirigirte al salir de casa. Tres meses siguiendo la misma ruta cada día.

Y afortunadamente, el tiempo va pasando, vas ganando en experiencia, vas conociendo los centros, y vas acercándote a casa. Y puedes repetir. Cuando encuentras un sitio donde estás muy a gusto, y de pronto, entre la lista de centros a sustituir, aparece, ni lo dudas, allá que vuelves, aunque sólo sea un día.

Para los que ahora estáis en esta situación, aunque penséis que es estresante (que lo es), disfrutadla, aprovechadla para aprender y conocer gente, y sobre todo, para mejorar vosotros mismos.

"Dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar o empezar."  Copenhague. Vetusta Morla.