Sí, no pude elegir sólo una imagen y sí, el post está relacionado con los besos.
El otro día Amalia comentaba que estaba teniendo varios casos de mononucleosis infecciosa ahora en verano. Y por las casualidades de la vida, la semana pasada una señora en la consulta decía que tenía "mononucleosis" cuando quería decir que tenía osteoporosis, momento en el que su hija, que le acompañaba, empezó a burlarse de ella. Y puede que a veces la gente se invente los diagnósticos, pero esta vez la pobre señora se había confundido, y no tenía ni idea de lo que era la mononucleosis... Y por lo que se ve, la hija tampoco, o tenía muy poco tacto...
¿Por qué relaciono a Amalia con la hija de la señora? Pues porque ella es pediatra y si ha visto casos de mononucleosis infecciosa últimamente, los ha visto en niños, y no en adolescentes poco precavidos que confunden la enfermedad del beso con las enfermedades de transmisión sexual.
Es cierto que su transmisión se produce a través de las secrecciones de vías respiratorias de la persona afectada, pero no sólo los adolescentes se intercambian saliva, y no sólo se transmite a través de los besos. De hecho, un sitio ideal para "conocer" al virus de Epstein–Barr (el responsable del mayor número de casos de mononucleosis) son las guarderías.
Por no hablar mucho de la mononucleosis, recuerdo brevemente sus síntomas: fiebre, faringitis y adenopatías linfáticas son los más comunes (es fácil padecer la enfermedad sin saber qué es lo que se tiene). En edad adulta, puede aparecer también hepatomegalia e ictericia. Normalmente es una enfermedad banal, pero como todo en esta vida, puede presentar complicaciones.
Podéis encontrar información más completa sobre la mononucleosis infecciosa en adultos en este enlace y en niños o adolescentes en este otro (recomendado para padres).
Y para no quedarnos con mal sabor de boca, no puedo terminar sin recordar los efectos positivos de los besos.
Besos para todos.