Hay momentos en la vida en los que la desorientación nos gobierna, no sabemos dónde vamos ni cómo vamos a llegar. Esta desorientación puede ser individual o puede afectar a todo un colectivo, a un pueblo, a un país. Incluso nos puede suceder de forma metafórica, sin movernos del sofá, aunque otras veces las idas y venidas son reales, efímeras o casi eternas, y vagamos sin rumbo buscando ¿el qué? ¿A quién? ¿Nuestro sitio? ¿A nosotros mismos? Cada uno sabrá qué tiene que buscar.
La película. Él es un músico callejero que repara aspiradoras en la tienda de su padre. Durante el día interpreta versiones, canciones que los viandantes quieren oír, pero con la soledad de la noche sus sentimientos más dolorosos tras la marcha de su novia cobran vida en forma de canciones. Ella es una inmigrante que deambula por la ciudad vendiendo rosas. Las cosas con su marido no van bien e intenta mitigar su dolor y paliar su ausencia tocando el piano, aunque nunca en público. Son dos vidas sin rumbo fijo que confluyen en una esquina durante noche y descubren que, además de mala suerte en el amor comparten su pasión por la música...
Once no es un musical, ni una superproducción rodada con los mejores actores. Sin embargo es una película imprescindible, de esas que no necesitan mucho para calarte en lo más hondo. Su falta de medios la suplen con creces los sentimientos que transmite y sobre todo, sus canciones.
El libro. Para dar un golpe de timón y cambiar de dirección la edad no puede ser excusa. Se pueden tener muchos años y querer dejar todo atrás. Y escapar. Sólo hay que dar un salto por la ventana y echar a andar sin rumbo fijo. Y que pase lo que tenga que pasar... Eso mismo debió pensar Allan Karlsson, El abuelo que saltó por la ventana y se largó.
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Imagen CC de Iko en Flickr |
Once no es un musical, ni una superproducción rodada con los mejores actores. Sin embargo es una película imprescindible, de esas que no necesitan mucho para calarte en lo más hondo. Su falta de medios la suplen con creces los sentimientos que transmite y sobre todo, sus canciones.
El libro. Para dar un golpe de timón y cambiar de dirección la edad no puede ser excusa. Se pueden tener muchos años y querer dejar todo atrás. Y escapar. Sólo hay que dar un salto por la ventana y echar a andar sin rumbo fijo. Y que pase lo que tenga que pasar... Eso mismo debió pensar Allan Karlsson, El abuelo que saltó por la ventana y se largó.

Y vaya si pasan cosas en la ópera prima de Jonas Jonasson, una historia divertidísima, con unos personajes peculiares (alguno de ellos seguro que os suena) que te engancha desde el principio.
La canción. Canciones que hablen de caminar sin rumbo hay muchas, pero hoy nos quedamos sólo con una. Porque me gusta, porque el vídeo es perfecto para esta entrada y sobre todo, porque es una petición especial para este domingo, nuestra canción de hoy es Bitter Sweet Symphony, de The Verve.
Este post es especial para ti, gracias por acordarte un poquito de este blog.
Espero que encontréis vuestra brújula y que ésta sólo busque sonrisas. Feliz domingo para todos.
La canción. Canciones que hablen de caminar sin rumbo hay muchas, pero hoy nos quedamos sólo con una. Porque me gusta, porque el vídeo es perfecto para esta entrada y sobre todo, porque es una petición especial para este domingo, nuestra canción de hoy es Bitter Sweet Symphony, de The Verve.
Este post es especial para ti, gracias por acordarte un poquito de este blog.
Espero que encontréis vuestra brújula y que ésta sólo busque sonrisas. Feliz domingo para todos.