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21 de febrero de 2012

Suturar una vieja herida: la brecha digital

Este es el post con el que tuve el honor de colaborar en la web Cuidando.es para celebrar su segundo aniversario participando en la II Edición del “24 horas-24 post, por la Visibilidad de los Cuidados de enfermería” Si no conoces la iniciativa o no pudiste leer todos los post (invitados y adheridos a la iniciativa) en este enlace puedes encontrarlos todos. ¡No dejes de leerlos!

Como una herida crónica que tarda en cicatrizar la brecha digital avanza casi a la misma velocidad que avanza la tecnología. ¿Cómo aproximamos bordes? ¿Lograremos suturar esta herida de forma definitiva? ¿Tenderemos algún puente que una esos extremos?


La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas que utilizan las tecnologías de información y comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que lo tienen pero no saben o no quieren utilizarlas. Es una expresión más de las desigualdades sociales existentes, incluso la ONU ya puso en marcha esta iniciativa para darle sentido global e intentar cerrarla, pero la tarea no parece sencilla. 

¿Y en el campo de la salud? ¿Cómo podemos suturar esta brecha digital o al menos, intentar aproximar bordes? Como el tema es un problema a nivel global habría mucho que escribir y claro está, no voy a hacer un post interminable. Por eso voy a centrarme únicamente en cómo intentaría solucionar este problema en mi centro de trabajo ("Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo." Mahatma Ghandi).

Si analizamos tres aspectos básicos de la brecha digital enfocándolos hacia nuestro trabajo encontramos a su vez tres obstáculos (unos más fáciles de salvar que otros) que impiden la "cicatrización":
  • Infraestructuras: aquí poco podemos hacer ya que en el trabajo todos disponemos de los mismos ordenadores, teléfonos, conexiones a internet, etc. Punto favorable para la cicatrización de la herida.
  • Habilidades: empiezan las complicaciones, leves y solucionables con el paso del tiempo (nativos digitales) pero complicaciones al fin y al cabo. No todos mis compañeros poseen (o dicen no poseer, en el tercer punto veremos la realidad...) las habilidades y capacidades necesarias para utilizar adecuadamente las nuevas tecnologías. ¿Cómo se pone solución a ésto? Si algo no se sabe y se quiere saber, se aprende o se busca a alguien que te lo pueda enseñar. Si todo fuera tan fácil nuestra herida presentaría ya un aspecto muy favorable, pero nos falta otro punto.
  • Actitud: la herida de repente empieza a empeorar. A lo mejor en ésto del "dospuntocerísmo" nos repetimos mucho con la palabra actitud pero mis compañeros y yo, tras un debate sorprendente e inesperado en la sala de reuniones, acabamos coincidiendo en la tan nombrada palabra. A no todo el mundo le gustan las nuevas tecnologías, o prefiere dedicar su tiempo a otras cosas, o simplemente prefiere hacer su trabajo "como siempre."
En resumen, en mi día a día el principal problema para salvar la brecha digital es la actitud. Poder cambiarla ¿es un sueño, o se puede conseguir? Estoy más que convencida de que se puede conseguir, de hecho, en ello estamos. ¿Cómo? Poco a poco, con paciencia y con una estrategia real. Dejando claro que lo importante no es la tecnología, son las personas. La tecnología es un medio fundamental, no un fin. 

Si visualizamos mejoras reales en el trabajo, en nuestro día a día, en nuestra consulta y con nuestros pacientes, todos querremos acceder a ellas ¿no? Y para ello la tecnología se posiciona claramente como un gran aliado. En ello estamos...


Quisiera dar las gracias a mis compañeros por su tiempo, por escucharme y por participar "en mis historias". A lo mejor algunos tenéis más actitud de la que pensáis, esas charlas improvisadas pueden ser buena prueba de ello.

Y por supuesto gracias a los chicos de Cuidando.es por contar conmigo. Gracias Antonio, gracias Serafín.

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