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12 de febrero de 2012

Secretos

Todos tenemos secretos. De cosas buenas o de otras que no lo son tanto. De vivencias divertidas que no se pueden contar o de cargas pesadas que no se quieren compartir. Propios o ajenos. Pero lo que está claro es que, como dice la Rae, un secreto... 


Quizás sean cosas poco importantes para otros,  pero son "nuestros" al fin y al cabo, por eso a nosotros nos importan. La historia universal está llena de grandes secretos, algunos que, como buenos secretos que son, no llegaremos a conocer nunca, y otros que, por ser revelados a las personas menos indicadas dejaron de serlo. 


Y un término que va estrechamente ligado a un secreto es la confianza. Como muy bien expresa William Penn en esta frase: "Es sabio no hablar de un secreto; y honesto no mencionarlo siquiera". Aunque el tema de la confianza y la no confianza podría dar mucho de sí, así que eso lo dejaremos para otro día...

Pero lo que no es secreto es que otra vez hoy es domingo, y después de una semana poco activa blogueramente hablando no hay nada mejor que volver a escribir una entrada dominical con algo que no falla nunca, una película, un libro y una canción. Allá van los secretos de hoy.

La película. Tiene casi todos los ingredientes que una película debe tener para gustarme pero no me gustó, me encantó. Consigue que te sumerjas tan profundamente en su argumento, en los personajes y en los diálogos que mientras la estás viendo te olvidas de todo y no eres consciente de nada más. Y no es un secreto que esa sensación me encanta. 

Dirigida por Juan José Campanella y ganadora de un Óscar en el año 2009 (mejor película de habla no inglesa) mi película de hoy se llama El secreto de sus ojos.



Benjamín Espósito acaba de jubilarse después de una vida entera como empleado en un Juzgado Penal. Tiene un sueño largamente postergado: escribir una novela. Para narrarla no pretende inventar nada, al contrario: contará una historia real de la que ha sido testigo y protagonista, en la lejana Argentina del año 1974: la historia de un asesinato y de la búsqueda y el hallazgo del culpable. Pero en esa Argentina turbulenta, que se adentra sin remedio en una larga noche de violencia y de muerte, el crimen, la justicia, la política y la venganza son vientos demasiados poderosos como para que los personajes puedan escapar a esa fuerzas.

Espósito no escribe porque sí. Aunque le cueste reconocerlo, escribe para una mujer de la que esta calladamente enamorado desde hace demasiado tiempo. Una mujer que ha compartido con él esa historia.

Pero las cosas resultan mucho menos sencillas que lo que Espósito ha querido imaginar: el ejercicio de la memoria no solo ilumina el pasado. También hecha una luz descarnada sobre Espósito y su acto de memoria: sus acciones, sus decisiones, sus irreparables equivocaciones. Los recuerdos no son una mansa superficie sobre la que yace la verdad para que Espósito la recoja. Son caminos oscuros y sinuosos. Y la verdad que se oculta detrás de ellos es mucho menos sencilla que lo que Espósito ha imaginado. 

Sin embargo sabe que tendrá que persistir hasta el final: para entender lo que ocurrió, para comprenderse a sí mismo, y para enfrentar de una vez por todas a esa mujer que ama.

El libro. Como ocurre muchas veces, un buen libro puede ser llevado al cine y el resultado no siempre es bueno. Pero esta vez no es así, aunque hoy el protagonista será el libro, la adaptación cinematográfica fue excepcional. 

Se puede llegar muy lejos para intentar mantener oculto un secreto, cueste lo que cueste. En 1980 Umberto Eco escribió El nombre de la rosa, una novela histórica, de misterio, llena de intriga y expectación en la que se suceden una serie de muertes misteriosas. Y no cuento nada más.


"Ambientada en el turbulento ambiente religioso del siglo XIV, la novela narra la investigación que realizan fray Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso de Melk alrededor de una misteriosa serie de crímenes que suceden en una abadía de los Alpes italianos". (Wikipedia).

La canción. No es un secreto que todas las entradas de domingo terminan con música. Y hoy los autores de la canción no podían ser otros que Los Secretos con una canción llamada Déjame.


Todos tenemos secretos ¿o no? Feliz domingo para todos.


2 comentarios:

  1. Muy buena entrada, Pili.
    El secreto de sus ojos es de las mejores películas que he visto en los últimos años, una peli redonda en todos los sentidos. Y qué decir de El nombre de la rosa. Todos los personajes pueden ser el asesino, porque todos esconden un secreto. Unos, de muy buen recuerdo, como el de Adso, y otros, de los que nos gustaría olvidar, como le sucede a Guillermo... Además, tiene uno de los diálogos que más me gustan del cine, cuando Adso le recrimina a su tutor que no haya defendido a la pobre campesina acusada de brujería ante la sinrazón de Bernardo Gui. Y Guillermo le dice, antes de contarle a Adso su historia: "No dije nada, Adso, porque no había nada que decir..."

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  2. ¡Muchísimas gracias Dani! Por el piropo y por el comentario.

    Es una peli genial, y El nombre de la rosa ya no digamos, tienes muy buen gusto ;)

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